Hoy empecé sacando fotos desde casa, a través de la ventana. No saben lo linda que se ve la enredadera que yo me empeño en arruinar.
Pensaba solo hacer planos generales desde adentro. Acá va otra toma donde se ve también la parte de abajo, la más vieja, porque la parte superior nació este verano, cuando terminaron la pared los de la obra de al lado. Son como dos plantas distintas. Una tiene más de quince años y la otra es un bebé.
Cometí el error de salir de casa y empezar a fotografiar hojas. Y aquí estoy perdida entre millones de imágenes que no tengo ni tiempo de ver porque está de visita Gabi en mi casa y ahora tenemos que cocinar. Así que les dejo estas tres hojitas rojas perdidas entre las ramas peladas.
5 comentarios:
Sería muy feliz si, por unos segundos (o unos días, qué más da) pudiese empequeñecer e irme a vivir a esa enredadera.
¡Qué bella es!
gravísimo error!
¡Que cocine Gabi!
¿Tenés un banquito alto?
¡perfecto!
Te sentás en el banco alto, o te parás, en fin, algo para quedar un poco por encima, no sé, una escalera, un poste de teláfono, algo...
¿Qué te estaba contando...
Flavia, me encanta esa enredadera con todos esos colores! los nuevos brotes y la planta vieja, es fantástica!
Besos
Gracias, amigos.
A mí me pasa lo mismo que a vos Betina. A veces la miro y cada día se pone más linda, me gustaría convertirme en la enredadera.
Dano querido, ¿querés que saque de cerca a la enredadera joven? ¿Para eso me tengo que subir a un banquito? Por favor, decime en qué estabas pensando. Te cuento que sigo adorando al Manfrotto, porque sin él no puedo usar el foco manual. ¡Es un gran amigo!
Lau, si, las dos plantas son muy distintas. La joven, como todos los jóvenes tiene lozanía y vigor. Pero la vieja tiene un encanto que solo dan los años. Decadencia y belleza a la vez.
Cariños y hoy sigo pero estoy muy ocupada porque le festejamos el cumple a Solita con un banquete! Por suerte cocina Quintín.
Flavia
¡Qué maravillosos que son los malentendidos!
Lo que yo te sugería es que la pusieras a Gabi a cocinar
¡Que labure!
Y vos subida a un banquito alto desde atrás la mandonearas, pero ahí pensé que como sos tan chiquita ni arriba de un banquito serías intimidatoria, así que, pensé, mejor una escalera.
Y ya cuando iba por ahí ni me acordaba de que te estaba hablando.
Pero vos, sabiamente, agarraste para el lado de la enredadera, que es el mismo que el de los tomates, pero más pegado a la pared.
En realidad se me ocurre que lo más eficiente sería que te subieras a babucha de Quintín. Y desde ahí reite de la escalera...
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