por Flavia de la Fuente
El tiempo vuela. Terminó el curso virtual de fotografía, que cada jueves me mandaba una clase nueva para estudiar. Lo voy a extrañar. Pero antes de extrañarlo, tengo que confesar que ando medio perdida. Resulta que entre el viaje a Chile donde no me andaba bien la Internet para ver los videos y un trabajo que me tuvo con dedicación exclusiva los últimos quince días, poco pude hacer del curso de Fotografía 1 de Molinari Pixel. Y ya hay que entregar el trabajo final, y a mí me faltan los deberes de las últimas dos clases.
Para el final hay que hacer una serie de fotos. Yo, como no tengo tiempo, decidí hacer una selección de la serie que hice durante junio de la enredadera de casa. Le dediqué muchas horas y apliqué todo lo que había aprendido. Usé el trípode y pasé horas editando las fotos y seleccionándolas. Pero también hay un cuestionario y resulta que no sé contestar la primera pregunta. No les voy a contar de qué va, porque yo sola quiero encontrar la respuesta. Así que tengo que ver todos todos los videos de nuevo hasta dar con ese tema que, evidentemente, no aprendí del todo. Para hacerla corta, porque tengo mucho que trabajar con las fotos, les quería contar que una de las cosas que me enseñaron fue a filmar videos. Bah, solo me dijeron que localizara la función para filmar, que me fijara qué tipos de archivos eran y que lo bajara a la computadora.
Debo decir que nunca me interesó demasiado filmar. Siempre prefería sacar fotos fijas. Pero, dado que era un tema del curso, y como soy una alumna aplicada, decidí ver cómo era filmar con mi Lumix G2.
Hice un casting y decidí que en mi película actuarían Q, Soli, Ella® y Janis. Y que duraría 30’’, porque según mi amigo Dano, filmar me puede quemar el sensor de la cámara. Así que fui con cautela.
Cité a los actores en el set (el patio de casa), puse la cámara en posición vertical para que todos entraran en el cuadro, puse la cámara en modo iA (un modo super automático que tiene la Lumix) y le di al botón de filmar sin perder de vista el contador para que no pasara del medio minuto. Pero como Q, en un acto súbito de inspiración improvisó un final, la película duró 5 segundos menos de lo previsto.
Si quieren lo pueden ver, porque otra de mis proezas fue subirlo a youtube, se llama Quintín y sus perritas.
http://youtu.be/8aN9aocj3rg
Los que lo vieron habrán notado un detalle: ¡se ve al revés! Cuando me di cuenta, desesperada, expuse mi problema en el foro del curso y pregunté cómo se hacía para girar 90 grados mi opera prima. Al segundo, me contestó mi compañero Juan Manuel (adivino la carcajada) que no había caso, que no se podían filmar películas con la cámara en esa posición.
Antes de recibir la respuesta de Juan Manuel, con Q discutíamos el asunto. Yo le decía: “Osi, nunca vi una película vertical. No se debe poder filmar así.” Y el Osi, tan bestia en la materia como yo, me respondía algo mucho más bestial: “Quizás la pusiste vertical pero del lado que no corresponde”.
La respuesta de Quintín me superó. Se puede vertical de los dos lados, no sé qué habrá querido decir. Se ve que el hombre nunca agarró una cámara.
Bueno, esta es la triste historia de mi opera prima y la conversación entre dos críticos de cine que harán las delicias de todos los cineastas que Q criticó durante su vida.
Cuando termine el curso, les voy a contar cómo me fue con mis exámenes y qué aprendí durante estos meses.
PD: Estoy muy orgullosa porque mi profesora Caro puso en la página de Molinari Pixel mi foto de la rosa china con sombras chinas, uno de mis primeros ejercicios. Y ahora, sí o sí, me pongo a hacer los deberes y a estudiar.
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